Luis Pérez en su primer período en Siera Leona
Desde que “saltara” a los medios de comunicación el “ébola”,
como una “novedad estival” que hacía atravesar el corazón y la mentalidad de
muchos ciudadanos situados cómodamente en la “globalización de la
indiferencia”, son muchas las ocasiones en las que la Delegación Diocesana de
Misiones de Toledo ha estado en contacto con el Padre Luis Pérez s.x.,
misionero javeriano natural de Toledo, al igual que con sus hermanos, que desde
Toledo seguían las noticias que acontecían y siguen aconteciendo en el corazón
de Sierra Leona.
“Frente a la globalización de la indiferencia, globalización
de la solidaridad”, afirmaba recientemente el Papa Francisco, enfatizando que
debemos responder “con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad,
que entre los bautizados deberá resplandecer de forma aún más nítida”.
Precisamente esta respuesta es la que ofrecen los Hermanos Pérez Hernández: Padre
Luis Pérez (el mayor de los hermanos), Jesús y María del Carmen. Tres hermanos
que unen su voz para hacer un llamamiento a la solidaridad y a la fraternidad
gritando que “¡ojalá sirva para concienciarnos de lo que de verdad está
ocurriendo allí!”.
Ese allí en la familia Pérez Hernández tiene tres nombres
concretos. Uno es África, que para
nosotros no es nombre de un país sino de todo un continente, diverso, plural,
real… Hacer alusión a que es un continente no es una afirmación gratuita,
porque en ocasiones, motivado por esa indiferencia, solemos tratar a África
como un “simple país” del que nos llegan noticias puntuales. El otro nombre es Sierra Leona, lugar en el que realiza
su acción misionera el tercero de los nombres, Luis Pérez s.x., tres nombres (África – Sierra Leona – Luis Pérez)
que centran las palabras que hoy acercamos a la ventana de la página web de
Misiones Toledo.
“A las duras y a las maduras…”, dice el Padre Luis Pérez, “al
que le tocan las maduras, muy bien, y al que le tocan las duras… pues también
bien”. De esta manera habla el sacerdote misionero javeriano en el libro
“Cuando todos se van, ellos se quedan. Misioneros en zonas de conflicto”
(Editorial Encuentro). “A las duras y a las maduras…”, también en este punto
encontramos a los familiares del Padre Luis Pérez, que en los medios de
comunicación, y en llamadas semanales, mantienen el contacto con él. María del
Carmen Pérez, con la que la comunicación desde la Delegación de Misiones de
Toledo es muy habitual, sigue con atención cada noticia, cada titular, cada
novedad de Sierra Leona, y ante la última carta que el misionero toledano ha
publicado en ABC
Toledo afirmaba “los niños que se quedan solos, ¡qué pensarán ellos de todo
lo que están pasando!”.
Un realismo que en todo momento encontramos en el diálogo con
Jesús y María del Carmen, que poseen la sensación, gracias a los medios de
comunicación, de estar más cerca de Luis, pero afirman que “lo cierto es que
con sus palabras nos muestra claramente lo dura y triste que tiene que ser la
vida allí en estos momentos”. Pero además, ellos, los hermanos del misionero,
también poseen el testimonio más cercano, contando vivencias que en ocasiones
no tienen lugar en el constante fluir de las noticias, como, nos dice Maria del
Carmen, cuando Luis les contaba “que estaban aislados en su casa un chico de 16
años y su madre” y por causa del ébola falleció la madre. Luis, comparten, “estaba muy mal por
no haber podido consolar a ese chico, por no haber podido abrazarlo, también
por no haberle dado la extremaunción a su madre”, aunque oraciones por ella no
han faltado. Es una sensación difícil, transmite la hermana del Padre Luis
Pérez, “esto así todos los días, con muchos parroquianos y amigos, el no poder
acercarse a ellos, consolarlos, abrazarlos le está produciendo mucho
sufrimiento”.
“La realidad es más importante que la idea”, señala el Papa
Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium, destacando que “es peligroso vivir en el reino de la sola palabra,
de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la
realidad es superior a la idea”. Una afirmación que también nos trasladan los
hermanos del Padre Luis Pérez, “la realidad es que las cosas no son como uno
quisiera y ahora otra vez le toca vivir con mucho alrededor a su alrededor y él
compartiendo con ellos su sufrimiento es como vive su vocación misionera”, a la
vez que aseveran que “nosotros seguiremos rezando para que se muevan las
conciencias de los poderosos y los gobernantes para que este mundo pueda ser
algún día más justo y la miseria no se cebe siempre con los mismos”.
Frente a esta realidad, ¿cómo lo viven los hermanos de Luis?
Jesús y María del Carmen contestan sinceramente, “todos estamos preocupados
desde que empezó esta epidemia que está matando a tanta gente y a tantas
personas conocidas y amigas de Luis”, añadiendo que “Luis nos dice que nos
preocupemos por él solo “lo oportuno” y eso hacemos”. Además, destacan una
multitud y contrariedad, aparentemente, de sentimientos. “Durante estos meses –
siguen compartiendo Jesús y María del Carmen – hemos compartido muchos
sentimientos: una alegría inmensa por su vuelta a Sierra Leona, sus primeros
días allí fueron para él como volver vivir, porque era una vuelta tan deseada,
estaba feliz” pero “con la epidemia apareció el miedo a lo desconocido y
nuestra preocupación por su salud”.
Unión, es también una palabra clave en estos momentos “lo
hemos vivido muy unidos”, señalan tanto Jesús como María del Carmen,
“relativizando y dándole la justa importancia, porque la esperanza no la vamos
a perder nunca y Luis nos ayuda a llevar todo esto de forma natural”. Tal es la
unión que ante la afirmación de Luis de que “si llegara a infectarse quiere
quedar en su casa y seguir compartiendo con su gente, con sus amigos, con su
parroquia”, ellos, sus hermanos, lo han aceptado y “compartimos con él su
decisión, como no podía ser de otra manera”, porque “Luis está donde siempre ha
querido estar, con su otra familia y por eso nosotros estamos muy felices y
preocupados “lo oportuno”, como él nos dice”.
Denuncia y esperanza también transmiten los hermanos del
misionero javeriano, natural de Toledo, “estamos preocupados, por supuesto,
pero esperanzados de que las cosas van a cambiar pronto”, a la vez que hacen
una denuncia para que cambie la “solidaridad entre los pueblos, no de las
personas, muchas personas grandes de corazón, que dan su donativo y contribuyen
en la medida que pueden”, pero sí de las instituciones internacionales, porque
“la gente sigue muriendo en las calles o en su casa, aumenta el posible
contagio y las organizaciones internacionales en ocasiones hacen poco y
despacio”, por ello estos hermanos hacen un llamamiento para que se siga
trabajando entre todos para que no haya pobreza o exclusión.
Finalmente, los hermanos del Padre Luis Pérez, Jesús y María
del Carmen, han querido transmitir su gratitud, a los medios de comunicación y
también “a la Delegación de Misiones de Toledo y muy especialmente a Jesús
López Muñoz y a Fernando Redondo, por el cariño y el apoyo que le han dado
siempre a Luis y sobretodo en estos momentos de dolor y sufrimiento que Luis
está compartiendo con el pueblo de Sierra Leona”. Allí, en Sierra Leona,
permanece el Padre Luis Pérez, y nos vuelve a decir en su testimonio – incluido
en el libro “Cuando todos se van, ellos se quedan” – que “nosotros, los
misioneros estamos allí por Jesucristo, y por los hermanos, por una llamada muy
personal. El misionero se queda y, a veces, como al padre Jerónimo, lo hieren;
o como a estas tres hermanas misioneras de la Caridad, las matan. Vuelvo a lo
que te decía: estar a las duras y a las maduras. Porque “el siervo no es más
que su Maestro” ni más que la gente con la que trabaja o convive, ¿no te
parece?”.