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domingo, 28 de diciembre de 2014

Toque de queda por Navidad en el país del ébola

Nueva carta del Padre Luis Pérez s.x. desde Sierra Leona para ABC Toledo 



Las campanas (normalmente llantas de coche que se golpean con un martillo) permanecen en silencio y el muecín, desde al alminar, no llama a la oración; estamos en estado de emergencia y, desde el 24 de diciembre, a las cero horas, se ha establecido el toque de queda: todos tenemos que estar en nuestras casas hasta el lunes 29 de diciembre.

La noticia del toque de queda tan prolongado fue anunciada el 23 por la mañana. Todo el mundo se lanzó a la calle a comprar lo necesario, en muchos casos lo imprescindible pues el dinero no da para más, para poder alimentarse en estos cinco días… El 23 por la tarde Makeni era un hervidero de gente que iba de un lado para otro tratando de encontrar lo necesario para estos días. En muchos casos la cosa no es fácil, muchos viven al día, del pequeño mercado, con la ganancia de lo vendido compran los alimentos para el día siguiente, comprar para cinco días seguidos es una ardua tarea, para muchos no será posible…

Hace algo más de un mes parecía que la incidencia del ébola estaba ligeramente remitiendo en general y en el distrito de Bombali (donde está Makeni) en particular; pero la realidad ha cambiado de signo: los afectados y los muertos en el distrito están aumentando.
Las fiestas de Navidad y del fin de año se parecen un poco a las nuestras (claro está, sin el alarde decorativo de hogares, calles y plazas…; sin la abundancia de todo en estos día; sin la misma posibilidad de «consumo»): En Navidad la gente se reúne, las personas viajan para encontrarse con la familia, la gente sale a la calle para cantar y bailar, se organizan fiestas populares donde se baila…, normalmente se bebe un poco más…¡En fin! cosas todas que, en una situación normal, expresan la alegría de las fiestas que se celebran y se viven con los demás; pero que en la situación actual pueden ser motivo de tantos contagios por el posible movimiento de las personas y la posibilidad de muchos contactos…Solución: evitar todo ello con el toque de queda, medida prudencial en bien de la población, pero que afecta a la celebración de estas fiestas de manera considerable. Este año la celebración de la Navidad ha sido más íntima y recogida, en el ámbito familiar o, al máximo, junto a alguna familia vecina…De hecho, ni por las noches ni durante el día, se escuchan cantos o música que pongan de manifiesto celebraciones de ninguna clase.

Por lo que respecta a las celebraciones religiosas cristianas y a la oración musulmana todo ha sido suspendido, Mezquitas a Iglesias están cerradas hasta el lunes; a los cristianos se nos ha permitido celebrar la Navidad el 25 de diciembre en las parroquias; podemos ir a la Iglesia y, terminada la celebración, regresar a casa lo antes posible. El ejército y la policía, desplazados en la ciudad, se encargan de controlar y de hacer cumplir el toque de queda.
En nuestra parroquia San Guido Mª Conforti habíamos comenzado a preparar la Navidad nueve días antes, cada día oración-rosario, escenificación de una escena evangélica en torno a la Navidad, cantos y reflexión. Niños, jóvenes y adultos representaron con entusiasmo e imaginación su pasaje; la iglesia casi se llenaba todos los días y la participación fue activa, gozosa y sentida. El martes 23 de diciembre, con lo del anuncio por la mañana del toque de queda, nos quedamos sólo con los niños y los jóvenes, los adultos tuvieron que empeñarse para salir al paso de las necesidades familiares para los cinco días de «encierro forzoso» en casa.

Los cristianos salimos de casa el 25 por la mañana para celebrar la Navidad en nuestras respectivas parroquias. Las calles y los barrios estaban desiertos, sólo se veía, aquí y allí, alguna persona caminando (bicicletas, motos y coches no pueden circular), la mayoría iba a participar en la Eucaristía o en algún Servicio Religioso Cristiano. En nuestra parroquia había dos Misas, a las 8,00 y a las 10,00 de la mañana, las dos llenas de feligreses, sobre todo la de las 10,00 que es la «Misa Mayor»: poco a poco, en pequeños grupos o familias el templo se iba llenando hasta llegar al completo. Como en todas las fiestas, pero sobre todo en esta de Navidad, el personal luce sus mejores galas, sobre todo los niños; muchos-as llevan sus trajes típicos, colorido e imaginación de diseño se hacen presentes.

Casi dos horas y media de celebración concentrada y festiva: cantos, danzas, largas procesiones (medio danzando) de entrada y ofertorio donde se ofrecieron dinero y alimentos que serán repartidos con los más necesitados, sobre todo entre los afectados de ébola.

Las oraciones y peticiones se centraron en la acción de gracias por la presencia de Jesús en medio de nosotros, por la nueva vida que de Él recibimos, por la esperanza a pesar de la situación actual; se pidió por los afectados del ébola, por la gracia de saber responder adecuadamente, como cristianos y hermanos-as, a esta crisis, por el mundo, la paz y la fraternidad. Toda la celebración se vivió con gozo, confianza en el Señor y en la comunidad, con esperanza…Ya terminando el canto final se alargaba y la gente iba saliendo del templo medio danzando y alegres por haberse encontrado con el Señor y con los demás hermanos-as de la comunidad…

Celebraciones muy distintas

A la salida se formaron algunos pequeños corrillos que, medio en broma medio en serio, comentaban la situación, los efectos del toque de queda, el cómo estaban celebrando, cada uno en sus casa, estas fiestas tan especiales tanto por lo que significan, como por el modo, restringido este año, de celebrarlas… Poco a poco la gente se fue encaminando a sus casas siguiendo las orientaciones de las autoridades, según las cuales lo permitido, dentro del toque de queda, era salir de casa para ir y volver al lugar donde cada uno iba a celebrar la Navidad.

¡En fin! que hemos tenido dos niveles de celebración: la general, contenida, casi inapreciable, sin ruidos ni alharacas; la familiar y la de la comunidad cristiana, sentida, participativa, lo suficientemente gozosa y compartida. Ambas un tanto en «tono menor», como solidarizándonos con la situación general del país que, aunque con esperanza, está viviendo estos momentos difíciles de prueba, sufrimiento y necesidad.

La consideración del Niño-Dios nos llena de esperanza al pensar que desde la «debilidad de un Niño» nacido en la pobreza y casi en el anonimato, se puede «crece»” en el amor y la fraternidad; se pueden tener «las fuerzas» para afrontar el mal con el Bien, lo adverso con esperanza y confianza renovada en el Señor y en los hermanos y hermanas con los que vivimos, compartimos la fe y la celebramos.

A todos-as deseo que estas Navidades hayan estado, y sus vidas sigan estando, llenas de la presencia del Señor y que el año nuevo venga repleto de Sus bendiciones.

Con mis mejores deseos.


P. Luis Pérez Hernández s.x.
Misionero Javeriano en Sierra Leona

Fuente: ABC Toledo