El sábado 9 de enero de 2021 fallecía el Director Diocesano de OMP en Toledo y Delegado Diocesano de Misiones de Toledo, Jesús López Muñoz (Sejo)
Impresionados.
Descolocados. Consternados.
De
esta manera la familia misionera de la Archidiócesis de Toledo, de las Obras
Misionales Pontificias en España y de las familias de las misiones en Perú,
junto a todos los misioneros y misioneras de Toledo, están viviendo y
recibiendo la noticia, triste noticia, del fallecimiento de Jesús López Muñoz,
Sejo, que durante los últimos años ha sido el Director Diocesano de Obras
Misionales Pontificias en Toledo y el Delegado Diocesano de Misiones de Toledo.
Una
noticia que ha llegado en el ambiente más gélido posible, rodeados de nieve, en
cuyos parajes encontramos las últimas imágenes y fotografías, pasión de Sejo,
que conservaremos de él en nuestras retinas misioneras.
Una
noticia que nos ha dejado helados, pero que se nos presenta como un mensaje de
esperanza, que nos refuerza siempre en el Evangelio, en Jesucristo; porque es
momento de vivir junto a Sejo un anuncio de esperanza, que nos concierne a
todos, porque vivimos una esperanza increíble pero verdadera que nace de la
resurrección de Jesús, del mensaje que Dios es Padre, que nos da la vida a
todos nosotros, sus hijos, y que nos abraza con la Vida Eterna.
Desde
diferentes lugares del mundo han comenzado a llegar mensajes de condolencia y
oración para la familia misionera de Toledo y, en especial, para la familia de
Sejo. Así ha ocurrido desde Ayacucho (Perú), donde su Arzobispo Mons. Salvador
Piñeiro, y amigo personal de Sejo, hacía llegar una oración por esta vida
entregada a la misión. De igual manera el Director Nacional de las OMP España,
José María Calderón, ha querido dar “gracias a Dios por haberle conocido y
haber trabajado con él estos años, y le pido a Dios por él y por la familia
misionera de Toledo”.
En
nuestra Archidiócesis de Toledo, y comenzando por el Arzobispo de Toledo, Mons.
Francisco Cerro Chaves, se están sucediendo diferentes mensajes de
condolencias, cercanía y oración, reconociendo el estímulo y el empuje
misionero de Sejo, durante los últimos años, de entrega decidida a la animación
misionera en Toledo.
Hoy
son muchos los que recuerdan la frase de San Juan de la Cruz, “Al atardecer de
la vida nos examinarán del amor”, que tantas veces ha citado Sejo en sus
homilías, pero también en sus conversaciones más cercanas. Hoy Sejo se
encuentra y ha vivido su atardecer de una vida entregada a la misión, con amor
por la misión, amor decidido por las misiones en Perú, amor y acompañamiento
por todos los misioneros y misioneras, que han sentido la caricia misionera de
este toledano delegado de misiones.
Los
que le conocían de cerca a Sejo, todos los que han compartido reunión con él en
la Zona Centro de OMP España, en el Consejo de Asuntos Económicos de OMP, en el
Consejo Nacional de Misiones, en las reuniones de las Secretarías del Plan
Pastoral Diocesano de Toledo, saben que no era muy amigo de los papeles y de
las largas reuniones, al contrario, era presbítero de acción, de calle, de
contacto y de caminar. De estar siempre junto a las personas, dispuesto en las
periferias y a la intemperie, sin miedo a ser dañado y accidentado, porque
siempre ponía a las personas en el centro de su día a día, de su trabajo
misionero.
Junto
a la Biblia, junto al Evangelio, dos eran las lecturas y obras que tenía
siempre en sus palabras: “El principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, y Juan
Salvador Gaviota, Richard Bach. Lecturas que sus amigos están recordando en
estos momentos, como la frase “'Gaviota que ve lejos, vuelta alto”, para hacer
presente el vuelo que ha emprendido Sejo, para retornar a la Casa del Padre.
Libros,
lecturas y palabras que nunca se entenderían sin sus “piedras”. Siempre en
búsqueda de una piedra, o lo que es lo mismo, de un Castillo, de una
edificación histórica, de un camino que llevará al descubrimiento y al hilo de
un nuevo retazo de la Historia para compartir con todos y con sus indagaciones.
Piedras que hoy son recuerdos, piedras que hoy son presencias, piedras que ha
sido la fortaleza misionera de este misionero que durante muchos años, y aún
hoy, no se entendería sin su estrecha unión con Pachacámac (Perú).
Pero
además, como línea estratégica pastoral, había integrado Evangelii Gaudium
en toda su acción pastoral, en toda su actividad, en toda su iniciativa, porque
junto al Papa Francisco vivía la posibilidad de la conversión misionera de la
Iglesia. Acción que desarrollaba también en la Delegación de Misiones y,
además, en la Parroquia de La Puebla de Montalbán, su último destino, su última
morada, desde la que partía a la morada misionera definitiva.
La
familia misionera de la Archidiócesis de Toledo hoy se encuentra unida en torno
a Sejo, a Jesús López Muñoz, sabiendo que es momento de hacer presente a
Jesucristo Resucitado, con un claro mensaje de esperanza, de vida y de
compromiso misionero. Hoy la familia misionera de la Archidiócesis de Toledo
convierte la evidente tristeza en un impulso misionero para seguir contagiando
de la Alegría del Evangelio a todo el mundo. Hoy la familia misionera vive este
triste acontecimiento de Sejo junto a su familia, junto a sus hermanos, junto a
la comunidad Parroquial de La Puebla de Montalbán, manifestando su unión
misionera y la fraternidad que Sejo nos ha hecho vivir cada día y en cada
instante.