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domingo, 31 de enero de 2021

Mons. Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo, destaca el compromiso de la Infancia Misionera porque “los mejores evangelizadores de los niños son otros niños”

Durante la celebración de la Infancia Misionera, en la Archidiócesis de Toledo, el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro, y el Arzobispo Emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez, expresaron el testimonio de memoria agradecida por la labor misionera de Jesús López Muñoz (Sejo), director diocesano de OMP Toledo, recientemente fallecido.

En la celebración de la Infancia Misionera participó un pequeño grupo de niños y niñas, representativos de los que viven esta Obra Misionera Pontificia en la Archidiócesis de Toledo, además del Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, el Arzobispo Emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, y el Obispo Emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro.

Este año la Infancia Misionera se ha vivido de manera diferente en la Archidiócesis de Toledo, provocando un cambio en la fecha respecto al resto de las diócesis españolas, haciendo que finalmente la celebración diocesana, con la participación del Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, se realizara el domingo 31 de enero en la Santa Iglesia Catedral Primada, cuando ya se avanzan en los preparativos de su VIII Centenario en el año 2026, tal y como ha indicado al comienzo de la homilía el propio Mons. Francisco Cerro. 

La Jornada de la Infancia Misionera en esta ocasión contaba con el lema “Con Jesús a Nazaret, ¡somos familia!”, que nos acerca a Jesús creciendo al calor de la existencia sencilla y oculta de la Sagrada Familia en Nazaret. De ellos aprendemos cómo una vida ordinaria puede ser extraordinaria y llena de significado misionero por la caridad con que se llevan a cabo las pequeñas cosas de cada día. Además, de manera muy especial, los niños de la Infancia Misionera han comprobado con los materiales y las actividades realizadas en la Archidiócesis de Toledo que en los misioneros vemos cómo la Iglesia es familia para muchos niños en los cinco continentes.

La Infancia Misionera es la primera obra conocida en el mundo de solidaridad y ayuda a la infancia, con una premisa clara, que los niños ayudan a los niños; por ello los misioneros siempre están con los niños en todo el mundo, pase lo que pase, y cuentan con los aliados de la Infancia Misionera, millones de niños y niñas entregados para cambiar el mundo.

Las Obras Misionales Pontificias en Toledo destacan que la Infancia Misionera es una escuela de formación en la fe y en la misión para los niños de todo el mundo, donde de la mano de Jesús conocen la vida de los misioneros, son testigos solidarios y generosos, sabiendo lo que ocurre en el mundo y compartiendo lo que de verdad importa.

Mons. Francisco Cerro Chaves: “los mejores evangelizadores de los niños son otros niños”


En ese sentido, el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, ha destacado que los mejores evangelizadores de los niños son otros niños, pidiendo que todos seamos misioneros, “nosotros, en nuestro ambiente, debemos ser siempre misioneros, porque la Iglesia solo existe para evangelizar, como señalaba Pablo VI en Evangelii Nuntiandi, teniendo todos que anunciar a Jesucristo”. Aseveraba el Arzobispo Cerro que “necesitamos anunciar a Jesucristo, contárselo a todo el mundo, porque ante los problemas que nos rodean Jesús sigue siendo la noticia, la gran noticia, la única noticia que puede cambiar el mundo, porque sabemos por los misioneros y las misioneras que otro mundo es posible”.

Durante la celebración de la Infancia Misionera, Mons. Francisco Cerro ha estado acompañado del Arzobispo Emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, del Obispo Emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro, del Vicario Episcopal de la Sagra y coordinador del área pastoral de Nueva Evangelización e Iniciación Cristiana, Eugenio Isabel Molero, del Deán de la Catedral de Toledo, Juan Miguel Ferrer, y del Director Nacional de OMP España, José María Calderón. Junto a ellos un grupo de colaboradores de la Delegación Diocesana de Misiones y del Consejo Diocesano de Misiones, pero especialmente un pequeño grupo de niños y niñas, representativos de los que viven esta Obra Misionera Pontificia en la Archidiócesis de Toledo, a los que Mons. Francisco Cerro les transmitía su “alegría y gozo por contar con ellos, llevando a todos los niños y las niñas de la Infancia Misionera en el corazón”.

En sus palabras, Mons. Francisco Cerro, se preguntaba, en referencia a la Infancia Misionera, sobre los misioneros y las misioneras, sobre la misión de la Iglesia, destacando que “esta Archidiócesis es de las que más ha potenciado las misiones”, enfatizando en las palabras que solía decir el Cardenal D. Marcelo González, al que escuchó repetir muchas veces que “una diócesis que no es misionera no es una diócesis que quiere el Señor”, porque “una Iglesia que no es misionera no puede identificarse con los sentimientos del corazón de Cristo”.

Indicaba Mons. Cerro Chaves que los “misioneros y misioneras enseñan con autoridad, desde una autoridad que es coherencia, sembrando esperanza, porque lo que dicen lo corroboran con su vida”. Además señalaba que “en mis visitas siempre estaban los misioneros, en los lugares más recónditos, dando la vida por los demás, anunciando el Evangelio, porque perderse a Jesucristo es perderse lo mejor, porque no conociendo a Jesús se pierde la alegría de la salvación, el gozo y la esperanza de ser amado incondicionalmente”.

Dirigiéndose a los niños y las niñas de la Infancia Misionera, Mons. Francisco Cerro les indicaba que “un niño misionero ama profundamente las misiones, sabiendo que es muy importante que todas las personas conozcan el amor de Jesucristo. Vosotros, los niños, sois lo mejor de la humanidad, que estáis siempre entregando todo con afecto y cariño, además sois los que siempre habéis entendido perfectamente a Cristo, porque tenéis la sintonía del corazón que reconoce a Dios en todos los momentos de vuestra vida”.

Poniendo su mirada en la familia de Nazaret, donde los niños y las niñas en esta Jornada de la Infancia Misionera descubren la alegría de ser cristiano, afirma Mons. Cerro que “los mejores evangelizadores de los niños son otros niños”. Y además indica que “un niño misionero es el que es capaz de decir a Jesús y a la gente a la que ama: te quiero mucho y gracias, pero pensando también a los que no conoce”. Conjugar las dos palabras “querer y gracias” es para Mons. Cerro esencial en la Infancia Misionera. Desde ahí da las gracias a los misioneros y a las misiones que siempre están ahí, en ámbitos difíciles, siendo testimonio de una Iglesia que es misionera, porque si no es misionera no es la Iglesia de Cristo.

El Arzobispo de Toledo añadía que los niños son los mejores transmisores de la fe, que pueden expresar y decir con su propia vida, porque palpan y descubren el amor de Dios, y es que son los niños y las niñas los que “nos dan auténticas lecciones maravillosas de vida cristiana”. Por eso daba gracias a la Infancia Misionera, gracias a las Obras Misionales Pontificias, porque “pueden llegar a todos los rincones a anunciar el Evangelio, para que la Infancia reconozca a Jesucristo como salvador y redentor, pero también para que vosotros, niños y niñas de la Infancia Misionera en nuestra Archidiócesis de Toledo, con vuestra sencillez, con vuestras ayudas económicas, ayudéis porque todos los niños tienen que conocer a Jesús”.

La semilla misionera que Jesús López Muñoz (Sejo) sembró seguirá dando frutos 

En esta ocasión la celebración de la Jornada de la Infancia Misionera también ha servido para realizar un sencillo homenaje al que hasta ahora era el Director Diocesano de OMP Toledo y Delegado Diocesano de Misiones, Jesús López Muñoz (Sejo), que falleció repentinamente a principios de este mes de enero.

El Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro, se detenía en la persona de Jesús López Muñoz, Sejo, destacando su trabajo durante años como Delegado Diocesano de Misiones, dirigiendo esta “parcela tan importante de nuestra Diócesis, y en la que Sejo hizo una preciosa labor”. Indicaba que “él moría esa noche tremenda de la tormenta, se nos iba para seguir siendo misionero en el Cielo”, añadiendo que “realmente estamos sufriendo, pero también, como les dije a su familia, estamos viviendo un dolor esperanzado” con la confianza puesta en el Señor. Tuvo el Arzobispo de Toledo mención de la parroquia de Sejo, la de La Puebla de Montalbán, y también de su pueblo, Burujón, que comparten dolor pero esperanza en esta situación de la partida tan repentina de Sejo. Sobre la figura de este misionero, Mons. Cerro Chaves añadía que estuvo muchos de misionero en Perú, lugar desde el que han escrito muchos Obispos y misioneros para unirse a la Archidiócesis de Toledo y reconocer su constante trabajo y compromiso en la animación misionera.

El Arzobispo Emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, también se sumaba a las palabras de memoria agradecida por Sejo, destacando que “era un hombre querido por todos y en su persona hacemos una acción de gracias por todos los misioneros, hombres y mujeres, que quieren llevar siempre el mensaje de Jesucristo”. Contaba Mons. Braulio Rodríguez que cuando tomó posesión de la Archidiócesis de Toledo, en el año 2009, “pronto conocí a Sejo, un hombre dicharachero, que contaba muchas anécdotas, en las que no había solo una narración sino también una gesticulación, pero en esas maneras había un amor grande, grande, por Cristo, por la misión”.

Por eso, tanto el Arzobispo de Toledo como el Arzobispo Emérito de Toledo, recordaban a todos los que han colaborado con Sejo, en la realidad misionera de la Delegación de Misiones y del Consejo Diocesano de Misiones.

Finalmente, el Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de España, José María Calderón, también tuvo palabras de gratitud, reconocimiento y homenaje a todas las aportaciones de Sejo en las OMP y también en el Consejo Nacional de Misiones de la Conferencia Episcopal Española, de la que Sejo actualmente era miembro. Reconociendo el trabajo de Sejo, Calderón también ha querido expresar su gratitud a la Archidiócesis de Toledo, por todo el trabajo que realiza de animación misionera y de compromiso misionero de la Iglesia. En definitiva, para Calderón la semilla misionera que Jesús López Muñoz (Sejo) sembró seguirá dando frutos.